lunes, 2 de marzo de 2020

REBELDES CON EL CAMPO



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Textos de Gustavo Morales, Noelia Abad, Luis Angel Peradejordi, Ignacio A.

 Entrevista con la Soldado Laura Velasco Reinosa herida en Afganistán



La España Campesina. Texto de Gustavo Morales :



Buena parte del sector primario, la agricultura y ganadería, están de capa caída. Los precios que se pagan a los campesinos por parte de las grandes distribuidoras son ruinosos y en muchos casos no alcanzan a los mínimos de supervivencia provocando un nuevo éxodo desde el campo a las ciudades, vaciando la España profunda, la que produce alimentos.
Precios bajos pagados por los intermediarios, subida de los costes de producción, caída de la renta, veto ruso, aranceles norteamericanos, exportación de terceros países o una Política Agraria Común europea que está pendiente de ser presupuestada son las reivindicaciones que realiza el sector agrario. El desequilibrio de la cadena agroalimentaria marca las protestas de los españoles del campo. Unos bajos precios en origen unido a los altos costes de producción y la inflación del precio por parte de las cadenas de distribución encienden a los productores.
Permitidnos ofrecer un testimonio de una española:
«Me crié en un pueblo que no alcanza los 200 habitantes en la provincia de Cuenca. Cuando era pequeña había siete pastores, entre ellos mi padre y mi abuelo.
Con una cabaña de oveja y cabra de 600 cabezas. No descansaron ni un solo día en su vida. No tuvieron vacaciones ni días libres. Trabajaban de sol a sol.
¿Por qué no podían contratar a alguien? Pues muy sencillo. Por los márgenes que les dejaba la venta de leche o de corderos. ¿Cuánto pagas tú en Navidad por un cordero manchego o por un queso DO manchego? Pues a ellos les pagaban 400 veces menos. Y pagan la factura de la luz, hipoteca, etc, igual que tú.
No compraban piensos por el coste que tenían. Por lo que pastaban cada día muchas horas. Con frío, lluvia, sol. Daba igual, los animales tenían que comer. Antes de salir se ordeñaba cada uno a mano 300 animales. Y, al llegar a la finca, otra vez.
Hasta que el precio de la leche bajó y dejaron de hacerlo. Adiós al queso manchego que sabe a primavera. Tenían huerto también, por lo que en verano teníamos comida de sobra. Y, en invierno, si no había para comer, se mataba un cordero o una gallina o un pollo, cosa que hoy en día está prohibido. Te exigen llevarlo al matadero si lo matas porque no tienes dinero para comprar.
Menos vas a poder gastar en gasolina en un vehículo autorizado y en la documentación que te exigen para poder llevar a ese animal a matadero. Teniendo tu comida en tu casa, que pasa cada 3 meses saneamiento veterinario y está perfectamente sana, resulta que no puedes comértela.
No hay pastores porque sea un trabajo duro, sino porque es imposible sobrevivir. ¡Imposible! Hoy en día no queda ningún pastor en mi pueblo. ¿Y cuáles son las consecuencias? Caminos intransitables, montes descuidados, con alto riesgo de incendios, ríos y acequias infectados, sucios y sin fauna, plagas de jabalí, corzo y conejo, que están arrasando con todos los cultivos y que provocan accidentes de tráfico.
Los pastores eran los que se encargaban de cuidar su entorno. Y, sin ellos, el entorno pierde el equilibrio y se destruye. Así que me parece ridículo lo de las pegatinas en los coches, las restricciones en la M30 y en Madrid Central, cuando hace más un pastor por la ecología y contra el cambio climático.
Pero, claro, eso no vende. Eso no gana votos en las elecciones ni sale en la prensa. Si en un pueblo no hay ganaderos ni agricultores no hay comercio. Cierra el panadero, cierra el ultramarinos, la escuela, se va el médico y se vacía el pueblo. ¿Por qué vivimos en ciudades? Porque en los pueblos no hay forma de subsistir.»
Rebeldes con el campo, Rebeldes con la España desesperada que se vacía.